24.9.08

la puerta

Detrás de ti se ha cerrado la misma puerta que tantas veces hemos abierto juntos y con prisas mientras nos deborábamos a besos y nos íbamos quitando la ropa. Ahora soy yo la que permanece sin ropa al otro lado de ésta. Conmigo sólo se ha quedado el silencio del último abrazo.

Por eso, porque no soporto este sinruido, pego la oreja, cual espía pero sin vaso, contra ella, buscando algún sonido que me haga creer que no estoy tan sola.

Oigo subir al ascensor que viene a buscarte para llevarte del paraiso terrenal a la oscuridad de tu cueva; de las curvas de mi cuerpo a la barra del bar de siempre; de la dulzura de la miel a la amargura de un gintonic cargado. Sólo ocho pisos.

[...]

Ahora ya no se escucha nada. Se acabó, te has ido para siempre.

Mientras dejo que el frío de este septiembre lluvioso se vaya colando por la desnudez de mi cuerpo, me repito una y otra vez que he sido yo quien te ha dejado escapar. Todo era perfecto en ti y, precisamnete por ello, te he echado de mi vida sin tan siquiera quererte echar.


Antes de cerrar la puerta he visto tus ojos inundados por lágrimas que no comprendían cómo puede terminarse una historia de amor tan preciosa. Pero sólo yo sé que, con el tiempo, lo que ahora son "sólo" unos ojos tristes y húmedos, se hubieran convertido en una mirada seca, desafiante y llena de rencor.

Mejor así, siempre pensarás que soy alguien muy especial. De la otra manera, estoy casi convendida de que hubieras acabado pensando que soy una hija de puta. O quizás no. Pero esta vez no me he visto con fuerzas de ni siquiera intentarlo.Disculpa.

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