sensacions de nadal (II)
No falta nadie, algunos de nosotros sólo nos vemos una vez al año, y es ésta. Nadie llama a nadie, nadie queda con nadie, pero todos sabemos que la cita sigue en pie, y al final de la noche, como por arte de magia, todos estamos ahí.
Reímos, cantamos, bailamos, jugamos... Y aunque todo este sarao empezó hace muchos años atrás cantando "Les dotze van tocan", ahora ya no nos hace falta corear esta canción ni comulgar para saber que nos queremos, que nos tenemos, que contamos los unos con los otros, que si a alguien le pasa algo, nunca nos fallaremos.
Y todo esto lo digo porque en estos días me encuentro a mucha gente que no le gusta la Navidad, alegando que son fechas falsas, fechas en las que por narices se tiene que estar contento, quererse y hacer el paripé. Yo creo que Navidad es sólo una excusa para hacer lo que las prisas del año no nos permite, para encontrarnos con nuestros seres queridos a los que durante los otros 364 días no podemos ver porque nuestras vidas han evolucionado por caminos distintos pero a quienes tenemos presentes cada día del año.
A ti, amiga mía, la que cumples años el último día que se puede cumplir, al que te marchaste de la ciudad hace tropecientos años pero parece que nunca te hayas ido, al pequeñajo que me saca ocho palmos, al que siempre hace la última en la barra, al inseparable compañero de los viernes noche, al que no le hace falta tener mis mismos apellidos para ser mi hermano, al que se deja caer porque nos quiere, a todos vosotros... gracias por permitirme un año más creer en la Navidad. Como tarde, nos vemos el próximo 24 de diciembre, seguro.