31.10.08

paraguas

Pocas imágenes de la vida cotidiana son más ridículas que ver a una ciudad entera salir a la calle un día de lluvia protegiéndose bajo el paraguas. De golpe, todos nos volvemos patosos y absurdos.

Nadie se salva: el ejecutivo que llega a una reunión con el paraguas del Snoopy que le ha robado a su hija por no encontrar el suyo; la señora de clase alta con una sombrilla enorme a conjunto con el bolso y la bufanda; la chica moderna con un estampado imposible de mirar; el que lleva el paraguas de los chinos, que el pobre se queda sin él al primer golpe de aire; el adolelscente que baja a buscar el pan con el paraguas de su madre y reza por no encontrarse a ningún compañero de clase... ¡Hasta la chica más glamurosa pierde su encanto caminando por la calle con este accesorio sobre su cabeza!

Ahora, si me tengo que quedar con una imagen, me quedo con la pinta que hacemos todos con la cuerdecita que sirve para atarlo sobre si mismo cuando está cerrado, balanceándose a un lado al ritmo de los andares apresurados... Parece que ese día todos nos hayamos puesto una zanahoria delante para no olvidar que vamos hacía algún sitio.

No recuerdo si Gurb menciona algo acerca de este invento en sus andaduras por el planeta tierra..., pero estoy segura que si lo hubiera visto no se habría quedado indiferente.

26.10.08

personas con ángel


Si tienes suerte y te fijas, en la vida puedes cruzarte con personas 'con ángel'. Sí, son aquellas personas que desprenden una energía positiva especial. No sabes muy bien por qué, cuando estás con ellas, una sensación de paz, de felicidad, de calma, invade la estancia en la que se encuentran. Y en ese momento todo parece fácil, tranquilo, agradable, sincero.

No abundan, cosa que las hace todavía más especiales, pero cuando conoces a una, lo sabes en el preciso instante en que te mira a los ojos.

Y tú, eres una de estas personas.

Lo sé desde el primer día que te vi, y por eso no entiendo cómo pude alejarme sin dejar pista.... ¡Suerte del destino!, que el otro día me premió con un pedazo regalo haciéndome pasar frente al bar donde nos conocimos hace ¿ocho años? uff...

Era tarde, y a la mañana siguiente tenía que madrugar, pero por fortuna, mi cabeza dejó de pensar para dejarse llevar por mi corazón. Y éste me respondió guiñándome un ojo mientras tarareaba "Peor para el Sol". Así que entré al local, me pedí una cerveza bien fría y me senté a esperarte.

Como cada noche, había actuación y todo el mundo miraba al escenario. Todo el mundo, menos yo, que no pude despegar los ojos de la entrada del local. Estaba segura de que aparecerías.

Y lo hiciste. Y al verte, una bocanada de felicidad llenó mis pulmones.

Todavía estabas lejos, saludando a uno y a otra, cuando notaste mis ojos clavados en tu espalda. Te giraste de repente y, por fin, nuestras miradas se cruzaron de nuevo.

Sólo Paz.

Tú, sonreiste. Yo sonreí. Y esa noche volviste a tocar para mí. Y juntos reímos mientras
le levantábamos la falda a la luna. Y nos abrazamos.

Y mientras nos abrazábamos no sé si soñé o era tuya la dulce voz que me iba diciendo al oído, "me moría de ganas, Sònia, de verte otra vez".

Gracias por existir y querer compartir tu ángel conmigo. Ten por seguro que, si me dejas, esta vez no te voy a perder la pista.