30.6.08

¡que viva la jornada intensiva!


Ilustración: Forges

El calendario catalán (como el de casi todos los países) está repleto de onomásticas que se celebran con todo lujo de detalles: Sant Jordi, con sus rosas y sus libros; San Joan i Sant Pere con sus petardos, la coca y la hoguera; las fiestas mayores de pueblos y barrios con pasacalles, gigantes y cabezudos; el día de Todos los Santos, con sus castañas y sus boniatos; el Día de la Primavera con las plantas que nos regalan nuestros queridos ayuntamientos; el Domingo de Ramos con las palmas y palmones, y así, uno tras otro.

Desde aquí quiero reivindicar que se celebre también el Día de la Jornada Intensiva, que podría ser tal día como hoy, 30 de junio, día en que llego al despacho pensando lo bien que estaría en la playa en lugar de estar encerrada ocho horas delante del ordenador y se me acerca el jefe y me dice que, a partir de mañana, si quiero, puedo hacer jornada intensiva. Yuuuuuuuuuuuuupi! ¡Pues claro que quiero! Yo, este día lo celebraría con el regalo de un traje de baño por parte de los colegios y gremios profesionales. ¿Qué os parece?

A partir de mañana, si pasan de las tres, buscadme en la playa. ;-)

15.6.08

en el atolladero

Para escribir y contar historias es básico vivir y observar la vida. Si no ves, escuchas ni sientes es muy difícil contar nada. Pero a veces, la propia vida y el exceso de sensaciones te absorben de tal manera que es imposible plasmar nada sobre el papel...

Y esto es lo que me ha pasado estos últimas semanas... He vivido tantas emociones y tan intensamente que cada vez que intentaba escribir algo, todas las palabras querían salir a la vez, se hacían la trabanqueta y, al final, la una por la otra, ninguna conseguía salir del atasco. Sólo conseguí poner un "pause",y ya me costó lo suyo. Ahora parace que el atolladero comienza a desvanecerse en mi cerebro y las ideas empiezan a ordenarse solas... Supongo que en unas horas o unos días mi cabeza recuperá su estructura habitual y podré contar todo lo que quiero. Porque aunque no haya escrito nada, la vida
pasa... ¡y de qué manera!

A todos y todas, gracias por esperarme. En breve, ¡mucho más!