vida de barrio
Bajar a buscar el pan en pijama y saludarme con media docena de personas.
Estar triste, llamar a unos buenos amigos y tenerlos en casa casi antes de colgar el teléfono.
Ver a los hijos de María crecer día a día.
Decidir a última hora que hoy, domigo, voy a comer a casa de mis padres y no tardar más de diez minutos en llegar.
Que comience a llover y poderme escapar del curro para descolgar la ropa sin que nadie en la oficina se de cuenta.
Estar llegando a casa, recibir la llamada de un colega y darme de bruces con él. ¿Tomamos una birra en el bar de Paco, no?
Tener un pacto con Manolo, el homless del barrio, sobre la cantidad de cigarros que me puede pedir a la semana.
Que la madre de María cada vez que me ve me diga lo guapa que estoy y lo mucho que me parezco a mi madre.
Que me fíen en el bar y en el badulake.
Que mi madre fuera adoptada, que lo supieran todos los vecinos menos ella y que en más de cincuenta años nunca nadie se lo hubiera cotilleado.
Cosas cómo éstas sólo se pueden disfrutar si se hace vida de barrio.
1 comentario:
Que la vea y piense que tiene algo de mi y yo de ella que me guste su sonrisa y me alegre de que todo le vaya bién.
(ariadna)OH que bonito!! el meu pare s'ha motivat! VISCA!!!:)
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