paraguas
Pocas imágenes de la vida cotidiana son más ridículas que ver a una ciudad entera salir a la calle un día de lluvia protegiéndose bajo el paraguas. De golpe, todos nos volvemos patosos y absurdos.
Nadie se salva: el ejecutivo que llega a una reunión con el paraguas del Snoopy que le ha robado a su hija por no encontrar el suyo; la señora de clase alta con una sombrilla enorme a conjunto con el bolso y la bufanda; la chica moderna con un estampado imposible de mirar; el que lleva el paraguas de los chinos, que el pobre se queda sin él al primer golpe de aire; el adolelscente que baja a buscar el pan con el paraguas de su madre y reza por no encontrarse a ningún compañero de clase... ¡Hasta la chica más glamurosa pierde su encanto caminando por la calle con este accesorio sobre su cabeza!
Ahora, si me tengo que quedar con una imagen, me quedo con la pinta que hacemos todos con la cuerdecita que sirve para atarlo sobre si mismo cuando está cerrado, balanceándose a un lado al ritmo de los andares apresurados... Parece que ese día todos nos hayamos puesto una zanahoria delante para no olvidar que vamos hacía algún sitio.
No recuerdo si Gurb menciona algo acerca de este invento en sus andaduras por el planeta tierra..., pero estoy segura que si lo hubiera visto no se habría quedado indiferente.
1 comentario:
Mas intersante es cuando hace viento y la gente se pelea con el paraguas.
Publicar un comentario