Nervis, corredisses, roba nova i molta, molta colònia.
I després, tots a Sant Just. A beneir els palmons, les branques de llorer i la palma de la nena.
Quan tornem a casa, una taula curta ben llarga per la xocolatada. Res de fer-la amb aigua. La iaia sempre l'havia fet amb llet, que si no, no alimentava. I sobretot, que no faltin la nata, els croissants i les ensaimades. Tot de Santa Clara.
Nervis, corredisses, roba nova i molta, molta colònia.
¿Jugamos? Te pregunté.
Creí entender que me respondías que sí.
Pero al bajar al parque no te encontré.
Quizás fue mi desentreno en preguntar, quizás fue tu sordera. Quizás simplemente fue miedo.
Pero aunque no quiero, no puedo evitar pensar que, simplemente, no te apetece jugar conmigo.
¿Y ahora, dime, qué hago con este pasatiempo que inventé especialmente para ti y para mí?
Adivinando que ya nadie me lee, quizás ni tú, aunque te lo pedí, hoy me ha apetecido volver a escribir. Y es que, a pesar de que lo pensara, ahora me doy cuenta que, del todo, nunca me fui.
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